Pontificia, Venerable e Ilustre Hermandad de Nuestra Madre y Señora de La Soledad
y Sagrado Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo
"El dibujo impactante de Luis Ortega Brú" (II) por Benito Rodríguez Gatíus

24 de marzo de 2012



 

 

(Continuación)


En la primera parte escribimos sobre sus características, el bien llamado "Barroco depurado", aunque sin olvidar que existe una línea innovadora en los dibujos de Luis Ortega Brú.

En la foto que vemos en el margen, nos encontramos con el dibujo del profeta "Elías", en el que apreciamos el estilo de él, con pelo lacio, luengas barbas, rasgos faciales muy marcados, rostro rudo, violento y a su vez enérgico. Se aprecia la técnica del escorzo, la figura del profeta da la impresión de querer salir del fondo que lo enmarca por elementos vegetales. En su rostro apreciamos, una composición fuerte, con un sentido trágico entre sus ojos, resaltando su propia personalidad con estos cuerpos tan robustos, con gran reminiscencia Miguelangelesca. Es de destacar su marcada musculatura, dedos alargados y destacando la simbología dentro de sus obras, como soporta el profeta entre sus manos, un cáliz, aludiendo a la Sangre de Cristo.

En el anterior artículo se mostró una imagen de un hombre maniatado; es claro que el propio autor presenció con mucha frecuencia estas escenas, debido a que en su juventud tuvo que padecer y ver, el horror de los campos de prisioneros y en las diversas cárceles en las que estuvo. El escultor sanroqueño en sus pensamientos, siempre recordó una celebre frase del Maestro Miguel Ángel, que decía así: "El juicio es la expresión de su filosofía religiosa, por encima de toda moral del bien y del mal, la imagen del trágico contraste entre el pecado y la gracia; todos somos culpables, pero todos podemos salvarnos".

Sin lugar a dudas se fijó en el dibujo del soberbio Miguel Ángel; evidentemente todos los artistas estudian al maestro renacentista, pero fijaros como Ortega Bru dibujaba las figuras suyas, que sobre los bocetos a lápiz que pintaba, las cubría de ropajes; de esta manera logra patetizar plenamente la presencia y el peso del cuerpo bajo, formando grandes pliegues. Igualmente el grosor de los volúmenes, la amplitud de las masas y el contraste del claroscuro, se deben al deseo de corregir una disminución del efecto de peso y de fuerza, para el que lo contemple desde abajo o desde la lejanía.

Este hombre, estudioso, concienzudo, tenaz, inteligente, tímido, místico, llegó a dominar el oficio de escultor; ha depurado su técnica, enriquecido en su expresión y ampliado notablemente el campo estético en el que se desenvolvían sus inquietudes.

Con una evolución normal, al haber en su trayectoria artística saltos bruscos: compaginó lo clásico y lo moderno, además supo armonizar lo figurativo y lo abstracto, trabajando con gran acierto esta vertiente. Por eso fue una pena que un artista como él no pudo viajar al extranjero para ampliar sus estudios, pero eran unos tiempos poco afortunados para él.

Y término diciendo que podríamos decir que estamos ante un artista que creó un estilo inimitable en la escultura religiosa del S. XX.

 

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